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miércoles, 7 de septiembre de 2011

BTT: I DESAFIO FORAMONTANOS. Se terminó el vivir de las rentas (20-08-11).




TRACK GPS: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2011061.

INFORMACIÓN BÁSICA:

- Longitud: 89 km.
- Desnivel acumulado de subida: 2800 metros.
- Dificultad: Alta, tanto física como técnica.


Durante un tiempo se puede vivir de las rentas, del trabajo hecho previamente. Pero llega un día en el que esa "renta" se acaba y ya no da para más, y a mi eso me pasó en los Foramontanos.

Dicen que "las bicicletas son para el verano", pero en mi caso no es así. En invierno salgo mucho en bici, 3-4 veces por semana, pero en verano casi nada, apenas 2-3 veces al mes, para acudir a alguna de las Marchas organizadas. Eso he estado haciendo en Junio-Julio-Agosto-Septiembre. Como el resto del año había trabajado bien, he ido tirando estos meses como he podido, me notaba más cansada y sufría bastante (que lejos quedan los dos Soplaos en los que me encontré "sobrada") pero no tenía excesivos problemas para terminar.

Cuando se anunció este año el I Desafío Foramontanos mi primera intención fue no acudir. Me parecía una Marcha demasiado dura para mi, demasiados kilómetros para lo técnica que se presumía era. Y yo de técnica y bajadas complicadas voy más que justa. Además me pillaba justo al inicio de las vacaciones y probablemente estaría de viaje. Pero luego la hicieron puntuable para la Copa Cantabria Infinita MTB y se retrasaron mis vacaciones así que... me apunté.

Al mal estado de forma por las pocas salidas en los dos meses previos se sumó el que durante los 15 días previos estuve haciendo turnos en el trabajo de 30 horas, durmiendo entre 3-6 horas diarias y comiendo fatal. Mala forma + poco descanso + mala alimentación = Mal rendimiento. Si a ello el calor que hizo ese día (mi peor enemigo, incluso más que el barro) = Desastre.

Ya desde antes de salir me encontraba muy cansada y sabía que me iba a costar muchísimo terminar, porque además había un punto de control en el camino y si no llegabas a cierta hora ya no podías seguir. Mi objetivo era ir muy muy tranquila, pero controlando para llegar al punto de control dentro del horario.

Antes de salir aproveché para hacer unas fotillos, luego durante la ruta no podría hacer muchas fotos ya que decidí no llevar mochila así que llevaría la cámara en el bolsillo y no puedo hacer fotos en marcha.

Varios de mis compañeros Pupas habían acudido a este Desafío, al igual que Gloria, a la que la prueba le iba como anillo al dedo y a pesar de haber estado lesionada las semanas previas lo hizo estupendamente.



Tampoco faltó Marta, otra "endurera" que no se podía perder la Marcha. Al final sería mi compañera de ruta todo el día.



Y como no, también PedroT, Diego y Jose acudieron a conseguir el "punto" para la Copa.



Más Pupas y amigos de los Pupas.





En la salida conocía a Mónica, otra chica que participaba en la Marcha (al final fuimos sólo 4) y que fue la ganadora.



El ambiente era muy bueno, seríamos unos 200 bikers y poco a poco nos fuimos situando todos detrás de la línea de salida.





Se dio la salida y junto con Marta y algunos de mis compañeros Pupas nos quedamos en seguida a cola de pelotón. Íbamos tranquilos y charlando mientras todo el mundo salió escopetado. Casi la liamos ya desde el inicio, porque en los primeros kilómetros perdimos de vista al pelotón y casi nos despistamos en un cruce. No habían señalizado el paso por el pueblo porque no parecía posible que en esos kilómetros se perdiera de vista al pelotón. Pero lo imposible con gente despistada y lenta como yo se hace posible.

Una ves superados los primeros km por carreta comenzaba lo duro con una fuerte subida. En seguida me tuve que bajar y patear algún tramo. Me encontraba cansadísima. Decidí no hacer fotos porque como me entretuviera no iba a llegar al control.

Las fuertes subidas se alternaban con alguna bajada muy complicada para mi, con grandes pedruscos resbaladizos, en el que creo que no sólo yo, sino la gran mayoría, optamos por hacerla bajados de la bici. Los kilómetros poco a poco iban pasando y el sufrimiento aumentando.

Pasada una zona con barro había una máquina para lavar la cadena. Luego un puesto para engrasarla, donde además te echaban un spray antimosquitos, pues con el calor que hacía podía haber bastante "bichos" sedientos de sangre. Los chicos del MTB Cabuérniga estaban en todo.

Pasada esas primeras zonas ténicas comenzaron unos sube-bajas contínuos y duros, en los que me tocaba empujar la bici. Ni fuerzas tenía para ello.



Como pude llegué al primer avituallamiento.



Confiaba en que tras él y según avanzarían los kilómetros me iría encontrando mejor, pero no fue así. Aunque iba empujando la bici en las subidas duras tenía que parar a coger aire y descansar, así que aprovechaba las paradas para hacer fotos de los bonitos paisajes que los rodeaban. Sólo poder disfrutar de ellos hacía que mereciera la pena el sufrimiento.







El silencio sólo era roto por el sonido de los campanos.







Menos mal que en esta zona de sube-bajas, las bajadas eran asequibles y hasta yo las podía hacer montada.



Marta me fue esperando. A ratos rodábamos también con mi compañero Diego, él nos sacaba tiempo en las bajadas y en las subidas se lo recortábamos.



Fr@an con su cámara y su brazo "chungo" tampoco quiso perderse el Desafío, aunque fuera de "paisano". Que envidia, que descansado y limpio.



Luego tocaba una larga bajada, primero con tramos más sencillos y luego por un bosque, que sin ser demasiado complicado estaba demasiado embarrado para mi.





Otro error que cometí en esta ruta fue ir con la cubierta trasera gastadísima. Había estado tan liada las semanas previas, que no tuve ni tiempo ni ganas. No se si por la rueda gastada o porque sí, en la zona del sendero del bosque patiné y me fui al suelo. Rompí una racha de más de dos años sin caerme de la bici. Como todas mis caídas anteriores, la única consecuencia fueron unos "bonitos" hematomas en las piernas. Espero que todas mis caídas sean así.

La zona del bosque preciosa, pero tras la caída le cogí miedo y me apeé todavía bastante más de lo habitual. Todo se complicaba más.





Se hizo también parte de la subida al Moral del Soplao, fue el momento de toda la ruta en el que mejor me encontré, las piernas respondían e iba muy cómoda.

Encadenando senderos y pistas llegamos a Ucieda donde había otro avituallamiento. Allí coincidimos con Mario y algunos de los chicos de Buelna.







A partir de allí todo iría de mal en peor. En el tramo por carretera saliendo de Ucieda comencé con calambres. Nunca me dan calambres y me tenían que dar justo ese día. Un dolor fuerte en ambos adductores me hizo para y bajar de la bici. Estaba estirando a ver si se me pasaba cuando la ambulancia que iba justo detrás paró y los sanitarios me echaron reflex. Me preguntaron a ver si seguía o me retiraba y les dije que intentaría seguir, confiaba en que se me pasaría pronto.

Le comenté a Marta que tirara, que no me esperara porque según iba no creía que llegaría al contro, pero no me hizo caso, me fue esperando todo el rato.

Comenzamos a subir por una pista buena y con suave desnivel, pero volvieron los calambres y tuve que tirarme en medio del camino a estirar. Que dolor. Decidí continuar un rato andando a ver si los músculos descansaban y dejaban de dar guerra. El calor comenzaba a ser a esas horas ya sofocante. Tras un rato andando volví a montar y poco a poco fuimos tirando hasta Ruente, donde estaba el control.

En este tramo decidí que según como me encontrara en Ruente seguiría o no; aunque estaba casi segura que no podría seguir. Iba a ser la primera prueba que no iba a conseguir superar ni a "ritmo tortuga". La mala preparación, el calor y los calambres iban a poder conmigo.

Llegamos al avituallamienteo de Ruente quince minutos antes del cierre del control. Aproveché para hidratarme bien y tomar sales y plátanos. Suponía que los calambres eran por falta de hidratación y el calor más que por sobreesfuerzo. Como me acordé de PedroT y su Boi-K.



En Ruente estaba Yayón, "el hombre del campano", que estaba como en el Soplao dando ánimos a todos los participantes en general y en especial a sus chicos de Buelna.



A él le pregunté como era la siguiente subida para decidir si seguía o no. Me dijo que se subía MonteA por la pista fácil. Sólo había subido por allí una vez, hace tres años, antes de empezar a andar de forma regular con la bici; en aquel momento me pareció durísima y la tuve que hacer parte andando, pero ahora tres años después y con muchísimos kilómetros en las piernas, me parecía una subida de las más sencillas que se pueden hacer en Cantabria. Teniendo en cuenta todo decidí seguir, siempre estaba a tiempo de dar la vuelta a la bici y dejarme caer hasta Ruente de nuevo.

Nada más empezar a subir MonteA, en una zona sin apenas desnivel, volvieron los calambres, pero esta vez más suaves. El dolor era soportable así que ni me bajé de la bici, hice algún estiramiento montada y seguí subiendo. Por suerte a partir de ese momento los músculos dejaron de darme tanta guerra, me molestaron pero no me volvieron a dar calambres. Claro que evité el hacer movimientos bruscos y andar subiendo y bajando de la bici, que era cuando peor notaba las piernas.

Los calambres cesaron pero el calor y la sensación de sofoco no, a ratos era insoportable. Aproveché los abrevaderos y fuentes para refrescarme. La gente de Buelna que iban con un todoterreno también en alguna ocasión nos echaron agua por encima, como se agradecía.

A partir de ahí ya no recuerdo bien ni por donde fuimos, sólo quería llegar y que se terminara aquel infierno.





En una de las subidas me encontré a PedroT tirado en la cuneta, al igual que yo con el calor lo estaba pasando fatal. Que mala cara tenía el pobre.



En el último alto y cuando parecía que ya teníamos el terminar al alcance de la mano, Marta, Mario y yo nos hicimos una sesión de fotos.







Desde allí sólo quedaba bajar, pero para alguien que baja bastante mal como yo aquello puede ser todavía peor que subir.



El último tramo de bajada sabía que iba a ser bonito pero duro y difícil para mi. Como me encontraba muy cansada y tenía miedo a que me diera algún calambre bajando y me cayera de la bici decidí hacer todo este tramo andando. Me gustaría repetir algún día esta bajada pero llegando a ella descansada. Se notaba que los chicos de MTB Cabuérniga había trabajado un montón para dejar la bajada en perfecto estado y bien marcada.



Llegabamos a meta fuera de control, así que pensé que ya no habría nadie por allí, pero habían alargado el tiempo y nos estaban esperando. Llegamos Marta y yo junto con otro chico llevaba tan sólo un mes andando en bici y era la primera Marcha a la que iba; menudo estreno.

La gente nos decía a Marta y a mi que esprintáramos para ver quien llegaba tercera. Como para esprintar estábamos. Decidimos cruzar la línea de meta los tres juntos.







Y un "detallazo" de los chicos de MTB Cabúerniga. Nos estaban esperando con una medalla y una cocaloca fresquita.



Marta y yo nos felicitamos por haberlo conseguido. Sin su ayuda y compañía yo no lo hubiera conseguido.



La organización decidió que Marta y yo compartiéramos el tercer cajón del podium. Mónica y Gloria que ya habían recogido el trofeo a la hora "oficial" de entrega de trofeos, nos habían esperado y volvieron a subir para hacerse una foto con nosotras. Para mi fue todo un honor compartir podium con esas tres "fenómenas". Ya se me podía pegar algo de ellas, pero me da a mi que no, estoy condenada a ser siempre una "tortuguilla".



Con una mano sujetábamos el trofeo y con la otra nos agarrábamos para no caernos.



Desde aquí mi agradecimiento y admiración por Marta. Como ya he dicho si no hubiera sido por su compañía no habría terminado, si hubiera ido sola me hubiera retirado pero el ir con buena companía hace que los malos momentos se pasen mejor, el tiempo pase más ameno y se le den menos vueltas al coco. Gracias Marta.



Agradecer también a mis compañeros de los Pupas su "espera", a pesar de haber terminado algunos horas antes, estaban todos en la meta esperando.

Y como no, agradecer a toda la gente del CLUB MTB CABUÉRNIGA por la preparación de esta Marcha, dura pero preciosa, con muchos y buenos avituallamientos y con bonitos "detalles" para con todos los participantes, desde el primero hasta el último.

Cuando terminé la prueba dije que una y no más por la dureza y lo mal que lo había pasado, pero al día siguiente tras descansar y dormir las cosas ya las veía diferentes. Mi cabecita ya pensaba en el 2012 y como hacer para llegaren mejores condiciones a esta Marcha, y no sufrir tanto. Quiero volver a hacerla pero mejor preparada, para poder disfrutarla más. Espero también que haga menos calor.

A día de hoy todavía tengo dudas si es la Marcha de todas las que he hecho que me ha parecido más dura. Probablemente si, tanto por dureza de la Marcha en si como por los "añadidos" que me la hicieron mucho más dura de lo que a priori pensaba. Físicamente sufrí como nunca, mentalmente, mi punto fuerte, la aguanté bastante bien (nada que ver con el "sufrimiento psicológico" de los 101 Peregrinos del 2010).

Y los calambres también tuvieron su lado "bueno": creo que me dolían tanto las piernas que no me dió el dolor de cabeza que siempre me suele dar cuando hago rutas con tanto calor. Sólo me hubiera faltado una jaqueca de las mias para rematar el día y rematarme a mi.

sábado, 30 de abril de 2011

FLACA: Test Pre-Soplao. LA SIA, LUNADA y tres tachuelas más (06-04-11).





TRACK GPS: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1626462.

INFORMACIÓN BÁSICA:

- Longitud: 170 km.
- Desnivel acumulado de subida: 3000 metros.
- Dificultad: Alta, tanto por longitud como por desnivel acumulado, aunque los porcentajes de subida de todos los puertos son bastante llevaderos.



Como tenemos ya los Soplaos a la vuelta de la esquina, para los meses de abril y mayo, nos planteamos hacer alguna ruta "test", de todo el día, para acumular kilómetros y horas sobre la bici; tanto en carretera como en mountain bike.

Esta es la primera de estas rutas-test y para ser la primera nos pasamos un poco; solamente nos faltaron 50 kilómetros y 500 metros de desnivel para que fuera equivalente al Soplao de carretera. Casi nada.

En esta ocasión dejé el coche en casa y me acerqué hasta Beranga en el tren para desde allí ir en bici hasta Meruelo que era el lugar en el que íbamos a empezar la ruta. Allí me estaban esperando Ivi y Min, y nos dirigimos a Beranga a buscar a Kile. Ya los 4 Pupas juntos empezamos el "test".

El plan era ir tranquilos, sin prisa, con todo el día por delante, así que los bosillos del maillot no daban para llevar todo lo necesario para ello. Mis compañeros lo solucionaron llevando mochila, y yo con una bolsa de las de manillar. Así como en montaña me siento rara si no llevo mochila, con la flaca me es imposible. Las pintas que llevábamos era de poco carreteros.

En los primeros kilómetros necesitamos ropa de abrigo, pero en seguida el sol empezó a calentar. Durante buena parte de la ruta calentaría demasiado.

El primer puerto del día Campo La Cruz, fue el que más me costó, como siempre mis piernas no dan más de si en los primeros kilómetros. Subí muy despacito, y uno de mis compañeros Kike, ralentizó su marcha para hacerme compañía. Gracias.



Tras varios kilómetros de sufrimiento coronamos puerto y nos hicimos la foto de rigor.



Poco después se nos unió Martín que estaba dando una vuelta más corta por la zona y nos acompañó durante un rato.



Los 5 subimos Fuente las Varas por Llueva. Era la segunda vez que lo subía y en esta ocasión se me hizo más llevadero, la primera mitad todavía un poco fría y en la segunda ya me empecé a encontrar bien. En esta subida fui Ivi el que bajó el ritmo para acompañarme. Al coronar nueva foto de grupo.



Una bajadita y de nuevo a subir, esta vez a la Cruz de Usaño. Todo puertos pequeños y a poca altura hasta aquí.



Luego teníamos unos kilómetros tranquilos hasta Ramales, para tras coger agua y meter la cabeza debajo del grifo para refrescarme empezamos a subir en dirección a la Gandara y la Sia.

Las horas centrales del día se acercaban y el calor empezaba a cascar pero bien. Aquí empecé a acordarme del Soplao del año pasado y me empezó a molestar la cabeza. Estábamos a primeros de Abril y parecía imposible que pudiera hacer tanto calor, probablemente en algunas zonas estuviéramos a 30 grados.

Hasta la Gandara subí más o menos bien, me encontraba bien y no quería forzar para evitar que la ligera "molestia" que notaba en la cabeza se transformara en "jaqueca".

Paramos a comer en La Gándara y de nuevo metí la cabeza debajo del grifo. Lo de comer al sol ya me terminó de rematar y la molestia de la cabeza ya era a estas alturas dolor, así que me tomé de postre un ibuprofeno. Menuda cara teníamos todos a estas alturas.



Antes de continuar pedaleando nos hicimos una foto en el mirador del Gándara.



Y ya aquí comenzó mi infierno particular, igual que en el Soplao de montaña. Calor + ruta larga = cefalea. No había apenas sobra ni corría nada de aire, y a cada pedalada que daba parecía que me estallaba la cabeza. Para intentar disminuir el dolor baje todavía más el ritmo, a 4 por hora y con dificultad por el dolor. Las pulsaciones por los suelos a 110 y los músculos descansando.

Mientras subía iba pensando que hacer al coronar puerto. Si seguía hacia Lunada ya no había vuelta atrás y todavía me quedarían 9 kilómetros de subida. Si daba la vuelta sólo tenía que dejarme caer hacia Ramales, todo cuesta abajo, y buscarme transporte para volver a casa. Justo esos días un amigo estaba trabajando por la zona y salía casi a esa hora de trabajar. La tentación de dar la vuelta a medida que subía se iba haciendo más fuerte, igual que el dolor de cabeza.

Fue entonces cuando apareció el "arroyo salvador". Ivi había parado en un oasis a descansar un rato. Sombra y agua helada, lo que más necesitaba en esos momentos.



Paré y me eche bien de agua por la cabeza, la cara y el cuello. Que maravilla y santo remedio, mejor que el ibuprofeno. Descansamos otros 5 minutos y comensamos la marcha. El dolor de cabeza casi milagrosamente fue disminuyendo hasta desaparecer en tan sólo unos minutos.

Aunque ya me encontraba bien decidí seguir subiendo a ritmo tortuga por miedo a que reapareciera el dolor. Nunca me he sentido más identificada con el logo del maillot de lunares de novatos.



Los dos puntitos en la carretera somos Ivi y yo, Kike que había coronado el primero nos sacó 40 minutos, casi nada.



Una de las cosas buenas de subir despacio es que se disfrutan más los paisajes.





Y por fin nos juntamos los cuatro bajo el cartel de puerto.



Tras unos kilómetros de bajada comenzamos sin descanso los 9 de subida a Lunada. El mejor momento del día para mi, ya sin dolor de cabeza, con los músculos sin apenas desgaste por la velocidad llevada hasta entonces y subiendo un puerto de los que me gusta. Subí muy cómoda. Sin molestias y sin dolor, por fin podía disfrutar.

La última cima del día, el resto ya estaba chupado.



Nos esperaba una larga y bonita bajada hasta San Roque de Rio Miera, en la que las piernas descansaban pero los brazos se cargaban debido al mal estado del asfalto y los continuos baches.





De San Roque a Liérganes hay algunos repechos en los que forcé a ratos sabiendo que ya no quedaban más subidas importantes.



Cerca de Solares me despedí de mis compañeros, ellos tiraron para Beranga y yo hacia Santander. Carretera nacional y poco a poco hasta casa.

Las fotos de la ruta son de Ivi y de Kike, a mi en carretera me da mucha pereza llevar la cámara; menos mal que a ellos no y así queda constancia de estas rutas.

Una ruta para recordar, por la belleza de los paisajes, el calor, el sufrimiento de La Sia y otro pequeño detalle que hizo de esta ruta algo especial para mi, estrené la equipación Pupas.